Otra de restaurantes.
Esta noche fuí a cenar a un restaurante cuya especialidad son los cheesecakes. Tienen de todas las clases de cheesecakes que uno se pueda imaginar.
Elegí ese lugar no solo porque me lo recomendaron mucho, sino porque soy amante del cheesecake.
El lugar muy lindo, muy vistoso. La atención igualmente buena.
Arrancamos con la entrada. Rabas, humitas, no se que cosa con palta (definitivamente no me gusta la palta), y demases cosas de lo mas variadas, al ritmo de una Stella Artois, cerveza que es por demás de mi agrado.
Para el plato principal, no quise innovar ni tampoco atentar contra mi bolsillo, así que me pedí una hamburguesa que venía con queso, tomate, lechuga, cebolla.... champignones.... panceta.... todo eso acompañado de papa fritas. ¿Del colesterol? Fenómeno, no se preocupen.
Se imaginarán que para cuando el plato terminó conmigo -porque es obvio que yo no pude con él- ya no me entraba un solo gramo de nada mas.
"¿De postre que van a pedir?", rezó la cruel moza. Mi cabeza decía "una porción de cada clase de cheesecake que tengan", mientras mi estómago decía "ni lo pienses, si me queres un poquito, uvasal y a la cama!".
Finalmente pasé el postre y me quedé con las ganas. Pero juro que me tomaré revancha!
PD: Ni el uvasal me entra
Me quedé con las ganas
Categorías: Sucesos desafortunados
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