De subtes II

Al finalizar el viaje en el cual suscedió lo del post anterior, me dispuse a emerger hacia la superficie, escalera mecánica mediante.
Hay dos tipos de usuarios de escaleras mecánicas: los que se quedan quietos en un escalon y los que suben escalón por escalón, mas allá de que la escalera sube sola. Yo me encuentro en el segundo grupo.
Resulta que estaba ascendiendo por la escalera hasta que me encontré con una barricada humana; dos tipos -desconocidos entre ellos- parados en el mismo escalón que obstaculizaban el paso para los "caminantes" como yo.
Yo no soy de los que titubean para pedir permiso, pero el "permiso" que esbocé sonó tímido, bajito, como culposo se podría decir. Resultado, el barricada man 1 me ignoró por completo. Es probable que ni me haya escuchado.
Al lado mío había otro "caminante", muy apurado él, que también se encontró con la suerte de piquete escalericomecánico. Él optó por la no diplomacia y les regaló su mejor cara de orto combinado con un "uf!". No solo eso; también decidió traspasar la barricada, cueste lo que cueste. Y lo logró, pero no sin llevarse una puteada por parte de los muchacos barricada.

Barricada Man 1 (BM1) - "¿¡Hey, flaco, que haces!?
Hombre Apurado (HA) - "¿No sabés, acaso, que los que no caminan se tienen que poner a la derecha, eh?
Hay una especie de regla implícita para el uso de escaleras mecánicas que reza que los que se quedan quietos deben apostarse a la derecha para dejar paso a los que caminan por la izquierda.
Barricada Man 2 (BM2) - "Estás equivocado, loco. Está prohibido caminar en la escalera mecánica."
BM1 - "¡Es verdad! ¡Pelotudo!"
HA - "¡No saben nada! Los que caminan, por la izquierda, los que no se tienen que poner a la derecha para dejarlos pasar."
BM2 - "No es así. ¡Mirá!"
Y le señaló un cartel pegado en la pared que mostraba claramente la prohibiciñon anteriormente mencionada.
Acto seguido, el Hombre Apurado siguió su camino en ascenso mientra echaba rabias.
Es cierto lo de la prohibición y ciertamente yo estaba al tanto de ella. Menos mal que fué el Hombre Apurado quien entró en discusión, porque me hubiese sentido un pelotudo marca cañon si me callaban la boca haciendo referencia al cartel. Algo dentro de mi lo debía saber, debe ser por eso que no insistí con mi "permiso".
Como dice una que yo se por ahí, cada uno hace de su culto un mito, pero creo que es desubícadisimo enojarse con alguien por no facilitarte infringir la ley, mas si ese alguien está obrando dentro del marco legal.

7 comentarios :

Andre dijo...

Mmmm, en el tema escaleromecánico están jugando un par de cuestiones. Por un lado es cierto lo de la prohibición de subir las escaleras "a pie", pero por otro lado juega esa cuestión primermundista que deja un costado de la escalera para los "quietos" y otro para los "caminantes". Aparte el que no haya caminado nunca, que tire la primera piedra!

Kairel dijo...

Tengo tanto para comentarle sobre subtes...

Jerry dijo...

Y bueno... ¡cuente!

Daria: ¿entonces estás a favor del hombre apurado?

Andre dijo...

Claro que sí ... yo misma he estado muchas veces en esas situaciones ... y he querido que el sujeto en cuestión volase!!! Los caminantes al poder!

Kairel dijo...

Los subts son como mundos aparte. No sólo por el carácter de inframundo (digo, están abajo de la tierra) Sino porque la carencia de paisaje para ver hacia afuera, hace que todo se concentre en el adentro.
Si usualmente viajo de manera mental en todos los medios de transporte, en el subte, aún más.
Las convenciones del espacio personal se cortan y de pronto, humanidades se comparten anónimamente en tacto, olfato, vista y audición.
Hay complicidades, hay rechazos, hay competencias. Está la amabilidad y la mezquindad. Y las relaciones interpersonales están a la orden del día. Todo puede suceder en un subte, sólo uqe muchas personas no se hacen cargo de ello y prefieren ignorar esta potencialidad -promiscua por cierto-, preservando (o haciendo uqe preservan) cierta intimidad.
Y esta es sólo una parte de las cosas que me dan a pensar en el sugte

Jerry dijo...

Eso suena a preámbulo de una buena historia. Por favor, Kairel, no me deje con las ganas.

Kairel dijo...

Ay! Es cierto... Déjeme pensar...