De colectivos

Esperando hoy el colectivo, noté que, delante mío, en la cola, esperan una bonita señorita con su madre.
La bonita señorita, de unos 23 o 24 años, era alta, delgada, tez pálida, ojos grandes y negros, pelo recogido color oscuro, nariz apenas aguileña, boca pequeña y mentón agudo. Vestía una polera clara bajo un sweter gris al cuerpo, jeans y zapatillas tipo "All Star". Mas no puedo agregar, ya que mucho no me fijé.
Llega el colectivo y, por supuesto, suben antes que yo.
Luego de pelearme con la expendedora por haberme rechazado dos monedas de 50 centavos, intento ubicarme en un lugar cómodo dentro del habitáculo que, ya de por sí, venía bastante lleno.
La señora y su bonita hija se estacionaron al lado de la puerta de descenso, en el medio del colectivo, y obstruían mi paso hacia el fondo. Con mi habitual "permisss....", "grassss...." logré abrirme camino hacia la zona de asientos, donde había menos concentración de gente.
Luego de varios minutos de viaje, las dos personas sentadas al lado de donde yo esperaba parado, se levantan y liberan sus asientos. Noto, entonces, que la señora y su hija, viajaban paradas muy cerca de donde yo estaba. Pensé un par de microsegundos y decidí llamar a la señora para cederle amablemente el lugar, el cual acepta agradecida. Luego me mira la bonita muchacha con cara de "¿el ofrecimiento fué solo para mi madre?", a lo que le digo "Dale, sentate", y ella también accede.
Me pareció correcto cederles el asiento, ya que ellas habían subido antes que yo. Claro, el hecho de que la muchacha haya sido bonita, no influyó para nada...
A los pocos segundos, otro asiento se libera, me siento y me quedo pensando algo que me llevó a escribir este post en La Conjura de los Necios: ¿Gozan, las señoritas bonitas, de ciertos privilegios, sólo por ser bonitas?